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martes, 30 de abril de 2013


Más allá de lo que ves
Hacia la Inteligencia Emocional

Por Lic. Karina Blanco.
Maestría Gerencia de la Comunicación Organizacional



Escena recurrente: reunión de egresados universitarios. Conversación: ¿qué será de la  vida del compañero que quedó de primer lugar en la promoción? Sin duda era muy inteligente. Reflexión: debe estar teniendo mucho éxito…o, quizás no.

Si es  una persona muy inteligente, ¿qué nos puede llevar a poner en tela de juicio su éxito?
Las nuevas reglas gerenciales nos dicen, que la preparación académica por si sola tiene poca relevancia para alcanzar un desempeño exitoso en cualquiera que sea la especialidad en la que trabajemos. La inteligencia, es cierto, nos brinda la capacidad de relacionar los conocimientos que poseemos para resolver determinada situación.

Por ejemplo, si a una persona se le plantea pintar una pared; la persona seleccionará los instrumentos que cree necesario para pintarla de acuerdo con los conocimientos que ya posee. Puede hacerlo con una brocha, con un rodillo, o quizás contratar a alguien más para que lo haga.
Diríamos entonces que es una persona inteligente, que piensa y analiza, y tal afirmación sería correcta pues son funciones que el cerebro humano hace. Ahora bien, en el cerebro humano también están los instintos, las emociones, y el gran desafío para los hombres exitosos, es lograr coherencia entre ambas funciones. Es decir que la emoción y  el pensamiento vayan en la misma dirección.

“Las emociones descontroladas pueden hacer tonto al inteligente”. Anónimo


¿Qué son las emociones?.-
Etimológicamente,  el término  emoción  viene del latín emotĭo, que significa "movimiento o impulso", "aquello que te mueve hacia". En psicología se define como aquel sentimiento o  percepción  de los elementos y relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna función fisiológica como reacciones faciales o pulso cardíaco, e incluye reacciones de conducta como la agresividad, el llanto.
Partiendo de esta definición, vayamos un poco a la práctica y tomemos por ejemplo una vivencia personal.

En los días  que aprendía a manejar carro sincrónico, recuerdo que uno de mis principales temores era llevar el carro hacia una vía en subida, tan solo la idea que el carro se fuera hacia atrás me aterraba. Ya sabía todo lo que tenía que hacer, podría decir que mi conocimiento era completo, había estudiado, analizado y razonado la escena. Sin embargo, cuando el momento llegó (aunque reconozco que no había tal subida) las emociones me dominaron y terminé en descontrol absoluto, mi bloqueo se expresó en llanto.

Me pregunto, ¿dejé de ser inteligente, significó esto que no estudié lo suficiente?. Para nada. Simplemente no tuve control de mis emociones. Cuando trasladamos esto al campo laboral sucede igual, a un individuo o a un grupo. Nos encontramos entonces con ambientes de trabajo donde se convive entre los dos extremos, personas con aptitudes puramente cognitivas como el razonamiento analítico o la pericia técnica, donde “se lo saben todo” pero no se expresan o establecen relaciones interpersonales. O desde el otro extremo, personas altamente emotivas, que todo lo llevan a través de sus impulsos manejando sus conflictos que terminan en gritos, llantos etc.


Si la Inteligencia nos brinda  la posibilidad de pensamiento, razonamiento y solución;
Las Emociones nos determinan cómo respondemos, nos comunicamos, nos comportamos y funcionamos 
en el trabajo y/o vida social. 


 
 









Bajo esta perspectiva, el psicólogo Daniel Goleman nos define la Inteligencia Emocional, como la capacidad que tenemos los seres humanos de reconocer los sentimientos propios y los demás, para así manejar bien nuestras emociones y tener relaciones más productivas con quienes nos rodean. Goleman nos invita hacer una combinación a lo que llamó “aptitudes emocionales”, pensamiento y sentimiento. Esto es posible gracias a un manejo de neuronas que conecta los lóbulos prefrontales (el centro de decisiones ejecutivas del cerebro), con una zona profunda del cerebro que alberga nuestras emociones.

Trasladándonos al campo laboral, nos encontramos con un mundo sumamente cambiante, donde no solo se evalúa a la persona por su preparación y la experiencia, sino como se relaciona consigo mismo y con los demás. Con este panorama hoy se hace fundamental reconciliar nuestros hemisferios. Así como en la vida no es todo blanco y negro igual sucede con nuestras experiencias, al sumar ambas habilidades tendremos la posibilidad de ver muchas perspectivas de una sola situación. Obteniendo ventaja competitiva al aplicar nuestras emociones de manera inteligente.

Mucho se nos dice que necesitamos herramientas para conocernos a nosotros mismos y de esta manera entender a los demás, pero no siempre entendemos cómo se hace esto.

“Cuanto más abiertos estemos hacia nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los sentimientos de los demás”. Daniel Goleman.
Hagamos una revisión interna, cómo nos sentimos respecto a las cosas, las actitudes, cómo piensas tú, como lo sientes tú. Solo una vez que logramos desnudarnos emocionalmente podemos ir distinguiendo entre nuestra forma de ver las cosas y la forma de ver de los demás. 

Desde esa mirada, logramos ser más dueños de nosotros mismos, procurando la empatía, y en definitiva, mayor madurez. 

*Recientes investigaciones están descubriendo que enseñar habilidades sociales y emocionales a los niños desde que tienen cinco años hasta la universidad resulta muy eficaz, los vuelve mucho más cívicos, mucho mejores estudiantes. Ayudarlos a gestionar mejor sus emociones significa que pueden aprender mejor para que sean personas buenas y felices*

¡Hay buenas noticias!
Aunque los que me leen al igual que yo, ya estamos en una etapa adulta, no debemos preocuparnos... resulta que la inteligencia emocional la podemos crear, alimentar y fortalecer a través de los años. A partir nuestros conocimientos, a medida que avanzamos por la vida y aprendemos de nuestras experiencias tenemos mayor oportunidad de gestionar nuestras emociones, modificar nuestra manera de pensar, subir el autoestima para lidiar con los vecinos, con el compañero de trabajo, planificar y realizar de manera satisfactoria nuestra vida.  Conocernos es la clave. Adelante!


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