NO SE TRATA DE ESTAR SIEMPRE CONTENTO…
IE y Comunicación
Lic.
Karina Blanco
Como hemos venido desarrollando en temas anteriores, la
Inteligencia Emocional nos plantea el manejo de las emociones a través del
reconocimiento de nuestros propios sentimientos, a fin de administrarlos
inteligentemente en nuestro vivir.
Esto no supone que
de la noche a la mañana nos convertiremos en personas alegres y felices a las
que nada les afecta. Sino que al encontrarnos ante momentos complejos podemos
lograr salir airosos sin dañarnos ni dañar a los demás. Es cierto, los sentimientos parecen ser un
fenómeno incontrolable, y en ocasiones es así, pues tenemos en nuestro cerebro
un gestor de emociones encargado de preparar reacciones rápidas antes situaciones
de alerta. La amígdala, como gestor está lista para darnos impulsos que nos ayuden a
sobrevivir.
Nos encontramos en ocasiones ante
momentos de peligro y reaccionamos corriendo para huir, o nos ponemos a llorar,
o gritamos de rabia…todos estas respuestas están basadas en sentir más que
pensar. Ahora bien, ¿qué sucede cuando
la situación a la que nos enfrentamos no es directamente con nosotros mismos
sino que incluye a otras personas?. Intervienen entonces otros procesos en la
interacción social.
En ese sentido, qué sucede durante todo este proceso…estamos comunicándonos para bien o para mal de acuerdo a nuestras reacciones.
La comunicación es un proceso de interacción social, a través
de símbolos y sistemas de mensajes que se producen como parte de la actividad
humana donde existe un emisor, un receptor y una retroalimentación.
Pero no sólo
comunicamos al hablar, sino que empleamos conscientemente o no, intensión con el tono de voz, mensajes a
través de lenguaje corporal, expresiones faciales, el aspecto de la persona,
toda una serie de características que no dice con palabras pero que proyecta y
con ello podemos hacer una interpretación de la realidad.
Cuando nos
encontramos en una situación compleja donde nos dominan nuestras emociones cada
una de esas proyecciones al momento de comunicarnos nos descubren ante la
persona con la que nos estamos relacionando. Es decir si estamos alterados, molestos,
así nos expresaremos y en cierta medida
muchos de los conflictos laborales, personales, familiares llegan a puntos intensos
cuando se pierde este equilibrio entre ese cerebro racional y ese cerebro
emotivo.
Líderes en todo
el mundo están percibiendo, que en algunos casos prestar atención a los
sentimientos ayuda a ahorrar tiempo, aprovechar más oportunidades y concentrar
la energía en la consecución de mejores resultados. Nos expresamos mejor, nos comunicamos mejor. Lo
más importante de la comunicación, es saber escuchar, escuchar con los oídos,
con el corazón y con el cerebro, abrirnos a entender lo que quieren decirnos.
Teniendo consciencia de lo que somos, de cómo nos expresamos, colocándonos de
manera sincera en el lugar del otro. Sin
duda ser empáticos.
No se trata de estar siempre contento, se trata manejar las emociones para fomentar un crecimiento emocional e intelectual, que te brinde bienestar, éxito y satisfacción.
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